De nuevo comparto a des-tiempo. Tal vez porque, cuando las escribí, fue un impulso, todo, como una exhalación. Ahora, que lo he meditado más... sigo pensando que tiene sentido. Así que ahí va.
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Hoy no es un día para celebrar. Es un día para recordar, para conmemorar, para reflexionar. ¿Sobre qué? Sobre las mujeres que, luchando por mejoras en la calidad de sus vidas y sus trabajos, fueron oprimidas.. y murieron en esa batalla.
Sobre la forma en que hombres y mujeres miramos nuestro desarrollo, como país, como familias, como personas.
Sobre cómo salvamos la brecha de género en cuestiones públicas, como el intento por igualar remuneraciones, pero en algunas cuestiones privadas seguimos perpetuando las diferencias (no sé cuántas veces me han preguntado cuándo voy a tener un hijo, porque ésa sería la concreción de la plenitud de la mujer!).
Sobre cómo avalamos (nosotras mismas, por Dios!) que a dos mujeres que buscarán ser la líder política de nuestro país se les denoste por su apariencia física y su carácter (dos características que, en un hombre, no tendrían absolutamente ninguna trascendencia).
Sobre cómo proyectamos nuestro futuro no delante de un hombre, no detrás de él, sino hombro con hombro.
Quiero ser librepensante, quiero decidir sobre mi propio destino, quiero transitar por la vía de los derechos, aunque tenga que luchar por ellos.
Un abrazo a todas quienes deciden uno u otro camino, pero conscientes de que existen múltiples opciones y que pueden (y deben) luchar por ellas (Por ahí dicen: "estoy en desacuerdo con tus ideas, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlas").
Y un agradecimiento especial a las mujeres de mi vida: a quien me la regaló, a quienes salieron del mismo vientre y hoy comparten mis días a quienes han ayudado a construirla y a quienes vendrán en el futuro. Para ellas, especialmente, mi cariño y admiración.
(no quiero decir "felicidades", porque nadie puede estar feliz de que otras mueran para tener que ser reconocidas).
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