El momento ha llegado.
Una vez más.
Y es que la pérdida de los rayos del sol anuncia también que debemos separarnos.
y es que tu piel prístina se deja acariciar con los regalos que el día nos trae.
Aquí, sí, en nuestro espacio vital.
Es que la vida nos ha dado el preciado instante del día a día para disfrutarlo a más no poder. Es una capacidad que sólo tienen algunos y que, de hecho, a mí no me fue concedida. Me la entregaste tú.
La vida y los regalos.
El mundo y los momentos
la felicidad y un toque.
Tan sólo uno.
Y bueno, pues ahora tan sólo te vas, dejando no un vacío en mí, sino la vibrante calma que sigue a lo que ha sucedido.
Es cierto, te vas.
Pero vestido de mis besos.
Una vez más.
Y es que la pérdida de los rayos del sol anuncia también que debemos separarnos.
y es que tu piel prístina se deja acariciar con los regalos que el día nos trae.
Aquí, sí, en nuestro espacio vital.
Es que la vida nos ha dado el preciado instante del día a día para disfrutarlo a más no poder. Es una capacidad que sólo tienen algunos y que, de hecho, a mí no me fue concedida. Me la entregaste tú.
La vida y los regalos.
El mundo y los momentos
la felicidad y un toque.
Tan sólo uno.
Y bueno, pues ahora tan sólo te vas, dejando no un vacío en mí, sino la vibrante calma que sigue a lo que ha sucedido.
Es cierto, te vas.
Pero vestido de mis besos.