Monday, October 22, 2007

Cuando comenzamos a lavar [y a abrochar] los cordones de los zapatos

Definitivamente, lustrarse los zapatos [o lavar los cordones de las zapatillas, en su defecto] es un acto de crecimiento, de madurez. Literalmente, de "prepararse para dar un paso".

Recuerdo que, cuando era niña, en aquellas ocasiones en que mi papá me veía salir con los zapatos sucios, me decía: "así no sales a ninguna parte! anda a lavar esos cordones indecentes"... y ahí tenía que partir yo a cambiarme zapatos [generalmente zapatillas], porque comprenderán ustedes que no iba a devolverme a LAVAR los zapatos... sino que, generalmente al otro día.. estaba yo en el patio lavando los zapatos y escobillando los cordones de los mismos... para que estuvieran "decentes" para la próxima vez. Esa era LA razón por la cual yo siempre andaba con los zapatos limpios durante mi niñez. Porque mi viejo me obligaba a limpiarlos. Porque le CARGABA que "su niñita" ande indecente. Me decía "cuando seas grande me lo vas a agradecer". ¿La rosa? una perfecta rosa doble.

Durante la adolescencia, en realidad, me preocupé bastante poco de si mis zapatos estaban o no limpios y, cuando mi viejo me decía "limpia esas c.. de zapatos!!!" yo le decía... "ayy.. si da lo mismo, nadie se va a fijar en los zapatos".. época de rebeldía, debo señalar... en la que mi principal vestimenta eran zapatillas deportivas [de las de básquetbol, encima], que no tenían ninguna intención de ser lavadas, dado que en cada entrenamiento volvían a quedar como pasadas por un barrial. Benditos años en que escasamente me importaba si la polera combinaba con el pantalón... sólo importaba si llevaba agua para después del entrenamiento y plata para volver a la casa [Que estaba en Mejillones]. Nada más. Y los cordones escasamente tenían un nudo ciego... para que no se desamarrara en todo el día.

Entrando a la Universidad, siguió sin importarme lo que pensara la gente acerca de mis zapatillas [las que, a todo esto, seguían siendo deportivas] y me daba LO MISMO lo que la Carlita dijera acerca de mis poleras con números y mis pantalones de milico, total.. era MI vida... pero, pasando los años de carrera, me dí cuenta de que no sólo a mí me incumbía la manera en que vestía y calzaba... sino a todos quienes me rodeaban. Hasta entonces, los cordones eran una rosa descuidada y a medio hacer.



Y llegaron las intervenciones y las salidas a terreno. Y con ello, los primeros "disfraces" de Psicóloga y los primeros zapatos que se elevaban del nivel del suelo. Capítulo aparte merece el aprendizaje correspondiente al andar con zapatos de taco [sí, con libro incluido], pero el hecho es que ahí, comencé a preocuparme, por mi cuenta, de que a veces los zapatos estaban sucios y que había que limpiarlos... a ellos y también a sus cordones. Comenzaba a entender. Ahora que trabajo... bueno... o como se llame lo que estoy haciendo, le agradezco a mi padre haberme enseñado a lavar los cordones y a limpiar los zapatos, porque de no haberme enseñado ese acto tan simple de preocupación por mí misma, creo que no estaría lista para dar el paso. Es verdad, aún no estoy lista... pero... al menos ya no salgo con los zapatos llenos de tierra.. como diría mi viejo... no soy una "patas con tierra".

El nudo? es una perfecta rosa... las raras veces que uso zapatillas.



Thursday, October 04, 2007

Y en recogida...

Estoy comenzando a copiar cada cosa.
a registrar cómo cada detalle se convierte en algo ya visto.
cada cosa en algo analizado
cada situacion...
cada momento de la vida misma..
es una verdadera réplica de algo que ya he vivido antes
algo sin una pizca de originalidad.
Esto es, lo que me convierte en un montón de papeles en desuso...
tan sólo re-sucitado
cuando esas notas melodiosas se apoderan de mi ser,
cuando ese registro inunda cada una de mis células y les da movimiento
les da sentido...

Toda vez.
que vienes
y no te vas.